EAST OF EDEN by John Steinbeck



"Everything is only for a day, both that which remembers and that which is remembered. Observe constantly that all things take place by change, and accustom thyself to consider that the nature of the universe loves nothing so much as to change things which are and to make new things like them. For everything that exists is in a manner the seed of that which will be."

martes, 11 de mayo de 2010

LIBRO DE MISERIA DE OMNE


Al reinado de Fernando VII y los primeros años del de Alfonso XI corresponde esta traducción del tratado moral que, con el título de De contemptu mundi, compuso el Papa Inocencio III a finales del siglo XII. La crítica ha demostrado que la traducción a lengua vulgar, conocida como Libro de Miseria de Omne, se aleja bastante del original, introduciendo elementos nuevos y desarrollando un estilo lleno de ironía y sarcasmo.

Los versos ("por sílavas contadas, que es arte de rimar") que aquí incluímos aparecen bajo el epígrafe De incomodo senetutis y su lectura hace pensar, al menos cuando son leídos desde el siglo XXI, que son una preparación para que las penas del infierno que se describen a continuación.

Léelos con atención y tal vez puedas comenzar a cambiar tu concepción acerca de la situación de los ancianos en esta sociedad postindustrial, a la que se ha condenado por el trato que dispensa a sus mayores, ciudadanos de segunda en una sociedad que venera la belleza y la juventud. De incomodo senetutis demuestra que esa actitud hacia la ancianidad, evidentemente censurable, no la hemos inventado nosotros, sino que la hemos heredado.

DE INCOMODO SENETUTIS

Cuando fue fecho el omne / luego en la primería,
nuevecientos años e más / el omne bebir solía;
por qué oy non bibe tanto, / si dixere que non sabía
faría muy grand pecado, / porque sé que vos mentiría.

Ca díxol' Dios al omne, / de que só certificado,
non vibrá todo sïenpre, / que de carne es su estado,
más vibrá ciento e vente años, / en escripto es trobado;
todo ombre que más vibe, / creo que bibe lazrado.


Dos viejos comiendo

Francisco de Goya y Lucientes

Cuando viene a vejez, / el coraçón ha cansado,
la cabeza le triemece, / el colodrillo mesado,
las orejas ave sordas, / el moco trae colgado,
e fiede el aneldo, / el viso ha mengüado.

Ave podridos los dientes, / el rostro enbabado,
ave rugada la cara, / el espinazo gibado,
contreméçenle las manos, / d'ellas non es ayudado;
más le valdrié al mesquino / que nunca fuese fraguado.

Por poca cosa se ensaña / e tarde lo amansarredes;
cuanto más lo falagáredes, / tanto peor lo abredes;
ca mañas ha de mozuelo, / aquesto bien lo sabedes,
cuando dizides al viejo: / "¿Por qué enloquezedes?"

Cree luego, non olvida, / está sienpre porfioso:
lo que ave fuerte lo guarda, / ca es mucho codicioso;
see triste e querelloso, / sarnoso e postelloso,
non lo quieren las donzellas / nin las dueñas por esposo.

Non quiere oír a ninguno, / todo se lo quiere fablar;
quiere loar los antiguos / e los mancebos despreciar;
los lo que usan agora / todo lo quiere abilitar,
las cosas que son pasadas / alabar e comendar..

Bive sienpre con sospirio, / en todo angustiado,
enfermo e perezoso, / de los suyos desechado;
muchos males lo circundan, / en escripto es trobado,
como dize el poeta / que Horacio es llamado..

Pues cállense los viejos / contra los que niños son,
e que los niños contra ellos, / pues que envejecidos son,
ca podrán seer los niños, / ex convenible razón,

atán flacos e tan viejos, / atales como ellos son.

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